De forma muy discreta y con un aislamiento voluntario, Lakabe nació en los años 80 cuando unas personas lo encontraron por casualidad buscando cabras perdidas y decidieron okuparlo y rehabilitarlo.
Nadie creyó en ellos y en su aventura de reconstruir y dar vida a uno de tantos pueblos que fueron despoblados en los años 50-60, con presiones externas para generar más mano de obra en las ciudades y con los cantos de sirenas de la felicidad urbana del consumo. Pero consiguieron mucho más que levantar piedras y como vemos, son un extraordinario testimonio de vida alternativa, de ampliar los límites mentales, de enriquecimiento personal superando dificultades y de vida plena y sencilla
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